Cómo una mujer salvó la vida de los veteranos de la Primera Guerra Mundial al "restaurar" sus rostros

La Primera Guerra Mundial salió a la luz y mostró todo lo peor y lo mejor de la humanidad. Las personas que sobrevivieron a estos tiempos trágicos recordarán el horror traído por otras personas y la compasión que se les mostró. Una de las personas que hizo historia a través de su corazón amable y compasivo fue Anna Coleman Watts Ladd, una escultora estadounidense que se mudó a Francia en 1917.

Allí le presentaron a Francis Dervent Wood, el escultor que creó Tin Nose Shop, donde ayudó a los soldados gravemente heridos de la Primera Guerra Mundial.

Wood creó máscaras para guerreros desfigurados, dándoles una nueva oportunidad para una vida normal. Inspirada por su trabajo, Ladd abrió su propio "Estudio de máscaras de retratos", en el que hacía máscaras de retratos para soldados infelices y mutilados en la batalla. No hace falta decir que su trabajo ha cambiado la vida de muchas personas.

En esos días, los soldados heridos tenían que lidiar con el estrés psicológico más severo, ya que sus rostros estaban desfigurados, y los que los rodeaban extremadamente rara vez podían responder adecuadamente a tales lesiones.

El llamado mutilés estaban tan lisiados que sus rostros apenas eran reconocibles.

Estas víctimas fueron llamadas las "más trágicas" de todas las víctimas de la guerra, ya que la mayoría de ellas estaban condenadas a pasar el resto de sus vidas en completo aislamiento.

Usando su increíble talento, Anna salvó y cambió la vida de muchos hombres.

En 1932, para honrar su trabajo caritativo, el gobierno francés convirtió a Ladd en un caballero de la Legión de Honor.

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